Se viene disputando durante esta semana en Mallorca el XII Campeonato del Mundo de Pádel y el IV Campeonato del Mundo por Parejas Nacionales. En los años impares se disputa el Campeonato del Mundo Open, cuyas últimas ediciones se disputaron en Barcelona y Bilbao y que tendrá por sede en 2015 Miami.
Cuentan algunos que en el aspecto deportivo el Mundial por Naciones tiene poco contenido. Si restringimos el análisis a la lucha por el título no les faltaría razón, ya que en categoría femenina España cuenta con las tres mejores parejas del mundo y Argentina está muy por delante de cualquier otra selección que no sea la española.
En categoría masculina la situación se invierte, siendo el pádel argentino el que sigue manteniéndose en lo más alto. Solamente la nacionalización de algunos de sus mejores jugadores permite al combinado español pelear de tú a tú por el título, aunque finalmente éste cayera del bando argentino. Debo decir al respecto que las leyes son las leyes y esos jugadores tienen tanto derecho a defender a España como cualquier otro, pero no es menos cierto que el pádel argentino merece más este título que el pádel español. Por lo menos de momento y siempre y cuando España siga decidiendo participar en los Mundiales, situación que a tenor de la historia reciente no parece asegurada.
Pero el Mundial por Naciones no termina con la lucha por el título. Otras 14 selecciones, además de las que disputaron la fase previa, disputan su Mundial. Quizás no tenga la repercusión de la lucha por el título, pero para cada uno de esos países, de esas selecciones, su guerra es la más importante.
Y enlaza este último argumento con la felicitación y el reconocimiento que merece la Federación Internacional de Pádel (FIP), un organismo que a pesar de las trabas que alguno de sus miembros más destacados le ponen en su camino, ha conseguido una vez más completar una prueba vital para el desarrollo internacional del pádel. Esos 14 países que no luchan por el título, y otros que vendrán, son el futuro del pádel. Sin ellos no hay mañana. Y el único organismo que vela por su desarrollo es la FIP y las federaciones que la componen y la apoyan (que no son todas como hemos dicho).
En el aspecto organizativo uno no tiene más referencias que lo publicado por alguno de los jugadores participantes en las redes sociales. Parece que la Federación Española de Pádel (FEP), como organizadora del evento, no sale bien parada en esos comentarios. Algún participante habla incluso de la peor organización de los 8 mundiales que ha disputado. Yo, como digo, no he estado presente, aunque ciertamente esos comentarios son preocupantes y extraños si tenemos en cuenta la trayectoria de la FEP, siempre puntera en la organización de eventos y fiel al cumplimiento de los reglamentos.
Finalmente, y desde el cariño a la FIP, me permitiría sugerirle que tal como está el pádel organizado en la actualidad, quizás sería oportuno tratar de colaborar con el World Padel Tour, sin duda alguna la organización más poderosa del pádel mundial. Ambos, la FIP y el pádel profesional, deben ser las puntas de lanza de la expansión del pádel, y eso les obliga a ir de la mano, como mínimo en ciertas ocasiones.