Ciertamente es curiosa la extrema precisión temporal con la que los jugadores WPT empiezan el baile de parejas para la siguiente temporada. Como también lo es que las chicas retrasan sus movimientos unas semanas. Cuestión de hormonas supongo.
Los movimientos (que siempre los inician los jugadores que no cosechan los objetivos deseados) no pueden empezar demasiado pronto porque se corre el riesgo de crear mal ambiente con tu pareja actual, ni demasiado tarde porque el riesgo es entonces el de quedarse sin sitio en ese maléfico juego de las sillas. Días antes se empiezan a escuchar rumores, y en el mismo momento en que una pieza del estrato superior se mueve, las de su nivel y las de nivel inferior se aceleran como lo hacen las moléculas con el calor.
Los jugadores se agrupan entre ellos por niveles. Niveles de una clasificación sutil y no pública pero que todos ellos conocen a la perfección. Dicha clasificación, que como decimos todo jugador almacena en su memoria y que se asemeja al ranking del circuito pero no coincide exactamente, puede diferir mínimamente de un jugador a otro pudiendo ocurrir que tal jugador sea considerado por uno como de nivel 2 y por otro de nivel 3 (los nombres de los niveles no existen formalmente). Como ejemplo diríamos que el nivel 1 lo componen Belasteguín, Juan Marín Díaz, Pablo Lima, Juani Mieres, Maxi Sánchez y Sanyo Gutiérrez (si bien estos dos últimos serían discutibles por algunos, no por mí).
La elaboración de las nuevas parejas, si utilizamos gafas para ver de lejos, es muy sencilla. Los jugadores de cada nivel recomponen sus parejas con jugadores de su propio nivel. El mecanismo es obvio; un jugador de nivel n intentará conseguir a uno de nivel n-1 pero el de nivel n-1 lo intentará con el de nivel n-2 sin prestar demasiada atención al de nivel n. Finalmente, como todos actúan de la misma forma, los de nivel n acaban emparejados con los de su mismo nivel. Una prueba reciente ha sido el cambio de parejas entre Belasteguín – JD y Lima – Mieres. Tal como avanzamos, solo ellos más Maxi Sánchez y Sanyo Gutiérrez tenían opciones reales a participar en las nuevas parejas.
Pero acercando el objetivo se aprecian sutiles matices que nos dan pistas de lo que piensan los jugadores, de cuáles son los niveles reales en los que se encuadran y los ascensos y descensos de nivel en esa clasificación virtual pero tan importante.
Así, el primer hecho destacable es el ascenso de nivel que venía pidiendo a gritos Paquito Navarro y que por fin se confirma. Matías Díaz ha sido el primer jugador de nivel superior que confía en él y Paquito no ha dudado en dar el salto. Yo pensaba que para esta temporada ya estaba preparado, como así se ha confirmado, pero los jugadores son conservadores y les cuesta apostar por un jugador de nivel inferior hasta que las pruebas son irrefutables.
Más. Miguel Lamperti formará con Tito Allemandi y Cristian Gutiérrez con Maxi Grabiel. Siempre he pensado que Miguel tiene nivel para escalones superiores, pero quizás su tipo de juego le condiciona a la hora de dar el salto definitivo.
En un nivel inferior pero cercano Reca y Nerone parece que separan sus caminos en busca de compañeros más jóvenes. Sabia decisión (igualmente sabia o más habría sido hacerlo antes) la de unirse a jugadores que proporcionen lo que ellos ya van perdiendo por la edad. Veremos si son capaces de mantener su estatus y cómo será de rápido su descenso en el ranking. Sin duda lucharán por retrasarlo lo máximo posible.
En definitiva nada nuevo bajo el sol. Los jugadores jóvenes ascienden de nivel, los más veteranos intentan mantener el suyo y los que están en plenitud son los que desencadenan los movimientos.