El pádel catalán se precia de tener un circuito de competición que, además de pionero, es y siempre ha sido referente del pádel nacional. Los cerca de 100.000€ que reparte el circuito lo sitúan por detrás del WPT (World Padel Tour) en importancia. El circuito es un complemento ideal para la preparación de los jugadores de cara al circuito profesional y especialmente lo es para las jugadoras que cada vez más acuden a disputar alguna de sus pruebas. Sabe el pádel catalán que el pádel profesional no es nuestra función prioritaria (que le corresponde al WPT y no a ninguna federación) y desde esa perspectiva nuestro ánimo es siempre de colaboración y no competencia con dicho circuito. Esa es una de nuestras fortalezas.
Hoy domingo he estado presenciando la final femenina del torneo gran slam del CE Vallrdoreix, una de las pruebas punteras del calendario. Disputada por las hermanas Mapi y Majo Sánchez-Alayeto contra Marta Marrero y Marta Ortega la final ha sido de primer nivel. Igualadísima hasta el final solo pequeños detalles han decantado el resultado en favor de las mañas.
He observado al `público, nadie se ha movido de sus asientos a pesar de que se han consumido los tres sets reglamentarios. El partido era emocionante pero sobre todo dinámico y rápido. Las jugadoras pegaban fuerte, buscaban la reja, subían a la red a la primera oportunidad que podían, ejecutaban golpes cortados y de ataque. Y esa actividad, esa viveza en el juego, esa intensidad es lo que enganchó al público. Nada de especular, las jugadoras intentaron ganar el punto y no simplemente esperar el error del rival.
Años atrás, no tantos por cierto, la situación no era esta. El juego se basaba en esperar el error del contrincante. Pocas jugadoras tenían el perfil de los nuevos valores en alza. El tedio acababa por instalarse entre el público y las gradas se despoblaban. Consecuentemente los organizadores, a los que hay que entender ya que buscan ofrecer un espectáculo, acababan n ocasiones por relegar al pádel femenino a un pádel de segunda categoría.
La reacción del pádel femenino fue en ocasiones caer en la queja y el victimismo pero partidos como el de hoy, que otras jugadoras del momento son también capaces de protagonizar, dan la razón a los que pensábamos que la solución a los males del pádel femenino estaba, y sigue estando, en manos de las jugadoras.
Todavía hay camino a recorrer e iniciativas para mejorar la calidad del espectáculo. Lo de hoy ha sido un ejemplo de lo que se puede conseguir. Los hoy presentes seguro que el próximo día que tengan a su disposición oferta de pádel femenino se acercarán a presenciarlo, porque hoy nos hemos divertido. Y mucho.