Si la semana pasada era Roma, esta vez la parada fue en Pamplona para presenciar el Campeonato de España de 1ª categoría por equipos de club. Junto con el torneo por selecciones los dos torneos más bonitos del año. Éste quizás con el plus añadido de representar a tu comunidad pero aquél reúne mejores jugadores y jugadoras al permitir la reglamentación la participación de extranjeros.
Los torneos por equipos hacen brotar lo mejor de un deporte por parejas donde la competencia, tan buena y necesaria, hace que se pierdan o se atenúen los valores del compañerismo y la solidaridad. Y ese aspecto no pasa desapercibido a los jugadores, que lo valoran y lo potencian.
Pero este torneo es además muy especial por muchas circunstancias. Por una parte es la ocasión de ver debutar a muchos de los grandes cracks mundiales en la temporada. O reaparecer después de lesiones de importancia como ha sido el caso de Fernando Belasteguín, en el dique seco desde la final del Master WPT 2013. Más especial todavía es tener la ocasión, única en la temporada, de ver parejas y situaciones que el circuito WPT no permite al repetirse una y otra vez las mismas parejas. En este campeonato hemos podido disfrutar de Gaby Reca disputando dos partidos en el revés, algo que sería imposible en el circuito. A Lima y Mieres enfrentados en la final al representar cada uno a un equipo. A Txiqui Cepero (que me pidió que mencionara que fue el sparring de las dos parejas campeonas del último Master WPT) formando dupla de nuevo con Paquito Navarro; al campeón del Mundo, Fernando Poggi, formando pareja con el joven Jaime Bergareche, o al excampeón del mundo, Pitu Losada, con otro joven valor como es Andoni Bardasco.
Torneo también para los héroes anónimos. Aquellos jugadores que no suelen disputar las rondas finales de los torneos y que por mor del azar se encuentran disputando el punto que decide una eliminatoria. Por un momento los grandes son meros espectadores y esos héroes anónimos los protagonistas. Grandezas del deporte.
Un alud de situaciones difíciles de digerir al disputarse tantos partidos de manera simultánea. Uno querría más calma y tiempo para valorar y apreciar todos los matices de la competición, pero el ritmo es trepidante y también tiene su encanto.
Uno de los momentos menos seguidos por los aficionados pero más intensos son las eliminatorias por el descenso. El todo o nada en 5 partidos. El trabajo y la inversión de un club en 5 batallas. Del éxtasis a la decepción en un par de horas. Uno que ha vivido todas las situaciones posibles como jugador y capitán (títulos, derrotas en la final, mantener la categoría y perderla), sabe del desahogo que provoca la salvación.