Gaby Reca no es el jugador con mejor pegada del circuito; es más, es probablemente el jugador top en muchos años con más carencias en ese golpe. Tampoco es el más dotado físicamente; es más, quizás es el jugador top menos predeterminado genéticamente para el deporte de competición. Pero Gaby Reca lleva instalado entre la élite del pádel mundial los últimos 15 años. Ni tan siquiera su edad, 38 años, ni la evolución de nuestro deporte los últimos años hacia un tipo de juego mucho más agresivo y físico, ha variado su posición entre los grandes.
¿Qué tiene pues Gaby para haber alcanzado la primera posición del ranking mundial en 2001 y erigirse como la segunda pareja muchos años tras los mejores sin duda de la historia, Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín? Simplemente la mejor cualidad que se puede tener, una cabeza privilegiada. Gaby explota sus capacidades al límite porque cada golpe que sale de su pala tiene una intención, la mejor intención en la mayoría de las ocasiones. Siempre lanza la pelota al lugar apropiado y si la situación se complica, todavía es capaz de afinar más.
Sería reduccionista sin embargo no destacar aspectos técnicos de su juego. Gaby Reca posee una gran volea, que aúna una gran técnica con buena anticipación. Una bajada de pared de derecha que esconde hasta el último momento, con gran variedad de trayectorias y que es posiblemente el golpe al que imprime más velocidad. Y una defensa que combinada con su sabiduría lo convierten en una pesadilla para el atacante.
Habitualmente los espectadores nos dejamos llevar por la espectacularidad del juego de ciertos jugadores. El remate de tal jugador, el físico desbordante de tal otro. Pero si queremos mejorar nuestro juego, os recomiendo no perder de vista a Gaby Reca. Fijaros donde envía la pelota, en su posición en pista, en como sabe explotar los defectos del rival. Y todo ello utilizando unas armas que el resto de jugadores, cada uno a su nivel por supuesto, tenemos a nuestro alcance. Él es, sin lugar a dudas, el mejor modelo al que podemos recurrir para aprender.
Conozco a Gaby Reca desde hace muchos años aunque no hemos coincidido demasiado. De todas formas os contaré una anécdota intuyo marca una forma de ser. Durante el PPT de Barcelona de 2012, me acerqué a presenciar el partido de Gaby de primera ronda. Sus rivales eran claramente inferiores, pero por primera vez en mi vida vi a un Reca desconocido, incapaz de poner la pelota en juego; no era él. Perdió el partido por su culpa, pero yo no me lo podía creer. Al cabo de un rato me enteré que estaba desconsolado por un problema personal que afectaba a su compañero, que jugó mucho mejor que él.