Existen dos tipos de deportes, aquéllos que permiten el asesoramiento o coaching durante la competición y los que no lo permiten. Si bien parece que la presencia activa de un entrenador en competición es más apropiada en deportes de equipo donde es necesaria la coordinación de varios jugadores, esta regla no siempre se cumple o lo hace con matices. El abanico de posibilidades es amplio y van desde la prohibición de relacionarse con los jugadores, como en el caso de las competiciones individuales de tenis masculinas, hasta el contacto directo y continuado como en el ciclismo profesional, donde los ciclistas reciben las instrucciones e informaciones a través de un pinganillo colocado en una de sus orejas.
La actuación de un entrenador en competición es un tema para debate. Uno siempre ha pensado que en deportes individuales o con un número reducido de jugadores en el equipo que permita la interacción ágil y rápida sin necesidad de alterar el ritmo del juego, el entrenador tendría que tener una actuación pasiva y limitarse a contemplar el resultado del trabajo realizado en las sesiones previas de entrenamiento. Mi argumento es sencillo, aunque como digo es este un tema para el debate. Para alcanzar la victoria en una prueba deportiva un jugador o equipo debe preparase técnica, táctica, física y mentalmente. El asesoramiento durante la competición posibilita que 2 de esos aspectos, la táctica y la psicología, no dependan en exclusiva de los jugadores, eliminando la esencia de la competencia, la lucha individuo contra individuo o equipo contra equipo. Y pudiendo comprobar el resultado del trabajo previo donde, allí sí, el trabajo del entrenador es fundamental.
Esta teoría se entiende mejor si pudiéramos sustituir los dos aspectos sobre los que un entrenador puede actuar, el mental y el táctico, por los otros dos, el técnico y el físico. Supongo que nadie aceptaría que cada vez que un jugador estuviera cansado o un golpe no le estuviera funcionando, el jugador pudiera recibir una dosis de energía o que alguien golpease por él. Todos entendemos perfectamente que un deportista tiene que correr según haya entrenado y golpear con sus propios medios.
En nuestro deporte, la mayoría de federaciones y el WPT permiten el coaching. Como he expuesto anteriormente no me parece una buena medida, pero en todo caso también he reconocido que es un tema debatible. Pero existe un elemento que sí pienso que es objetivo y debería eliminar el coaching en el pádel. Y este no es otro que la desigualdad que se crea cuando una pareja se puede permitir el asesoramiento y la otra no. Durante el pasado Campeonato de España de Menores se volvió a comprobar la gran desigualdad que provoca que unos niños estén asesorados y otros no. La competición se torna injusta. Más aún cuando los jugadores que se pueden permitir tener entrenador en pista suelen ser los mejores o los que más recursos económicos tienen. Mayor injusticia si cabe.