Finalmente podemos ya dedicar artículos a analizar el circuito WPT 2014 desde la vertiente puramente deportiva. Atrás quedaron ya los problemas que hicieron peligrar la existencia del circuito y aunque como diríamos en catalán “en cada bugada perdem un llençol”, en alusión a una serie continuada de desgracias, el circuito ya está en marcha.
Eso sí, de las varias cosas que se han perdido la más importante es sin lugar a dudas la desaparición de las asociaciones de jugadores, algo que ha pasado desapercibido y que pienso que ni los propios jugadores son conscientes de lo pernicioso que será, principalmente para ellos. En categoría masculina todo sigue igual. Demasiado igual. Perezosamente igual. Cansinamente igual. Belasteguín – Juan Martín Díaz, espoleados por la pérdida puntual del número 1 del ranking (debido a lesiones y circunstancias extradeportivas), no han dado tregua y se han alzado con los tres primeros títulos de una forma que roza lo abusivo.
Por su parte Lima – Mieres hacen exactamente lo mismo que Belasteguín – Díaz con el resto de parejas, o sea, ganan todos sus partidos hasta la final con mucha autoridad. El resto de parejas de la 3 a la 8 han cumplido en los tres torneos alcanzado todas en todos ellos los cuartos de final. Es decir, de 48 partidos que han enfrentado a parejas de la 1 a la 8 con parejas de la 9 hacía atrás, la victoria ha sido siempre de la mejor clasificada.
Eso es terrible para un circuito. No son 10 o 12 partidos, son 48! 48 partidos donde el favorito se ha hecho con la victoria. Si alguna cosa más hay que destacar sería sin duda el bajo rendimiento de la pareja Sanyo Gutiérrez – Maxi Sánchez que todo y partir como cuarto preclasificado no han alcanzado más que una semifinal. Aunque más allá de los resultados seguro que están preocupados por el bajo nivel de juego exhibido después de un final de campaña 2013 espectacular. Habrá que seguir esperando la mejora de los jóvenes valores del circuito, que los hay, y/o la bajada de rendimiento de los cracks actuales para poder disfrutar de partidos que, sean o no de nivel superior al actual, nos aporten la tan deseada dosis de incertidumbre e igualdad. En categoría femenina las cosas son totalmente diferentes.
Al igual que la temporada pasada la igualdad entre las 4 primeras parejas se mantiene, con auténticos partidazos los que se disputan entre ellas, y hace pensar que el circuito volverá a aportarnos las dosis de emoción que no aporta la categoría mascullina. Ninguna de las dos primeras preclasificadas, Llaguno – Amatriain y Navarro – Reiter, han logrado alcanzar una sola final. Se imaginan eso en el cuadro masculino? Las dos finales las han protagonizado, con reparto de títulos, las cabezas de seria 3 y 4, Salazar – Montes y las gemelas Sánchez-Alayeto.