El pasado fin de semana se disputó en las magníficas instalaciones de la Reserva del Higuerón, a quien felicito por el trato que tuvieron todo el fin de semana con nosotros, el Campeonato de España por Selecciones Autonómicas. Sin lugar a dudas es este el torneo que más gusta jugar a la mayoría de jugadores. Representar a tu comunidad en un Campeonato de España es lo máximo para casi todos ellos y así lo entienden la mayoría de federaciones participantes.
Los torneos por equipos favorecen el compañerismo. Los jugadores, que pasan el año sufriendo la dura competencia y la soledad de los torneos por parejas, se sienten reconfortados al contar con el apoyo del grupo. Ese estado les contagia y provoca que consciente o inconscientemente quieran devolver algo de eso que el colectivo les da al mismo grupo. Se consigue así un círculo virtuoso que logra finalmente que incluso jugadores con pequeñas rencillas acumuladas tras tantos torneos compitiendo en contra se reconcilien. Ese buen ambiente se contagia entre las distintas selecciones, viviéndose entrañables momentos que dejan huella muchos años después en forma de amigos en cada una de las comunidades, 16 este año ya.
Este es un artículo algo especial porque, en contra de los que es habitual, voy a personificar el espíritu del campeonato en los jugadores de la selección catalana, mi selección. Me llena de orgullo ver cómo han luchado, más allá de lo exigible, cómo han ayudado al equipo desde la pista o desde el banquillo, apoyando en todo momento a los capitanes en cualquier labor de intendencia requerida. Sin distinción de si se trataba del equipo masculino o el femenino.
Ver a Eva Gayoso, referente del pádel español y que tantas victorias nos ha dado, sacrificándose por el bien del equipo en la alineación contra Madrid; sentir de cerca las lágrimas de Lucía Sainz y Marcela Ferrari tras perder el partido decisivo contra Madrid cuando acariciaban la victoria. Comprobar el trato que todas las jugadoras dispensaban a la benjamina del grupo, la futura campeona Ari Sánchez. O ver cómo una exjugadora profesional de tenis como Marta Marrero luchaba por el equipo y enseñaba al resto cómo afrontar situaciones de presión con total naturalidad, son lecciones impagables para uno que a veces piensa que ya lo sabe todo. Sin olvidar la labor excelente de nuestra capitana, Marta Cano, canalizadora y favorecedora del buen ambiente y perfeccionista en el cuidado de su equipo y del resto de jugadoras: Nuria Rivas, Cristina Gomis (La Gomis) y Nuria Rovira.
En cuanto a mis jugadores qué puedo decir. Su compromiso con el equipo en los momentos más difíciles me hace sentir el capitán más feliz del mundo. Tipos hechos y derechos como Juan Gisbert, Jake Benzal o Enric Sanmartí han jugado lesionados o enfermos por el bien del equipo, arriesgando su participación en futuros compromisos. Edu Bainad, que antepone la selección a cualquier otro torneo. Miguel Ángel Jiménez, madrileño de nacimiento al que ya consideramos de los nuestros y que cuando quiere es un crack. Rubén Rivera, ya una realidad y al que tanto debemos en nuestros resultados. Y al resto del equipo, Jordi Juan, David Luque, Toni Bueno y Josué “Pantera” Hernández, capaz de ser un corderito con el compañero cuando se enfunda la camiseta de su selección.
En cuanto a resultados, siempre importantes, Andalucía en chicos y Madrid en chicas se hicieron merecidamente con el título. Nosotros nos quedamos cerquita: finalistas en chicos y terceras las chicas.
Ya me lo dice mi mujer… que suerte tienes de trabajar en tu hobby. Y que razón tiene.