Hubo un tiempo no tan lejano en el que el pádel femenino de primer nivel era muy diferente al actual. Era un pádel más táctico, más lento y menos físico, aunque quizás la palabra exacta no sea más físico sino menos explosivo. El cambio hacia el pádel actual, mucho más rápido, agresivo y explosivo, lo inició Carolina Navarro, quien dominó el circuito durante años y enseñó el camino a las jugadoras más jóvenes que finalmente hoy ya dominan el circuito.
Unas de las alumnas aventajadas de Carolina son sin lugar a dudas las gemelas Sánchez Alayeto, Mapi en la derecha y Majo en el revés. Dos jugadoras que han llevado ese concepto de juego un paso más allá, al ser las primeras que lo ponían en práctica como pareja y demostrar que es el mejor camino para alcanzar el número 1 mundial que actualmente ostentan.
Lo primero que destaca en su juego, además del porte y la bonita estética que nos presentan, es la constante búsqueda del dominio del punto. Una búsqueda casi obsesiva de evitar el fondo de la pista que en ciertos momentos hasta les hace caer en la precipitación. ¡Pero bendito apresuramiento que nos proporciona a los espectadores un juego realmente atractivo!
Así, su juego defensivo prácticamente no existe ya que sus golpes son en un porcentaje elevadísimo de ataque, de contrataque o, cuando se ven muy forzadas, de devolución si más. Poca táctica más allá de la obsesión de ganar la zona de la red para dominar el punto.
Las transiciones defensa – ataque son uno de sus puntos fuertes. Cualquier golpe les sirve para iniciarlas sin ni tan siquiera partir, como marcarían los cánones, con una cierta ventaja en el golpe inicial. Además, las realizan de manera fulgurante y muy compenetrada. Debe de ser una tortura para las rivales estar atacando y saber que en cualquier momento se pueden girar las tornas.
Una vez en la red, Mapi y Majo se sienten como en el sofá de casa. Es su entorno natural. Su extraordinaria movilidad combinada con unos cuerpos dotados para el deporte, les permite alcanzar todo tipo de golpes, destacando especialmente lo atrás que son capaces de retroceder para rematar y regresar a la red.
Técnicamente tienen una virtud difícil de encontrar; en un hipotético ranking de cualquiera de los golpes aparecerían en los primeros lugares. Puede haber alguna jugadora con mejor bajada que ellas, pero muy pocas. O con un remate más fuerte, pero muy pocas otra vez. Y así en todos los golpes. Esta es una gran cualidad que les capacita para pensar en evolucionar su juego, más aún si siguen entrenadas por Jorge Martínez.
En mi anterior artículo, donde hacía un repaso de la actualidad del circuito WPT en formato casi de tuit, escribí que Majo y Mapi debían mejorar su condición física. Si bien no me desdigo de lo escrito, sí creo justa una explicación más detallada de la frase. Mapi y Majo son con toda seguridad 2 de las jugadoras del circuito mejor preparadas físicamente, pero también es verdad que su forma de juego requiere de una preparación física muy por encima de la media. El despliegue físico que realizan, y que tanto agradecemos, tiene su talón de Aquiles en que el gasto energético es muy superior al realizado con un juego más conservador. Este año la pista WPT es algo más lenta que el año pasado, lo que aumenta todavía más la energía necesaria para mantener el ritmo deseado por ellas. Ese es el sentido de mis palabras.
Para finalizar debo esclarecer también porque es la primera vez que analizo a una pareja sin hacer distinciones entre los componentes, lo cual merece una explicación. Realmente considero que las capacidades de ambas jugadoras son tan similares que me he permitido ese lujo, pasando por alto pequeñas diferencias que en muchos casos atribuiría más a la zona de juego que ocupan en la pista cada una que a sus cualidades intrínsecas.