Pues nos ha durado poco la alegría y la esperanza de contar con un circuito profesional bien organizado (con las imperfecciones lógicas del primer año), y que diera estabilidad a un pádel profesional que desgraciadamente nunca ha tenido.
Más allá de la disputa concreta de los últimos días, los problemas de los últimos años deben atribuirse a un modelo de organización del circuito que no es el más coherente. Fracasó el circuito cuando la Federación Española estuvo al frente, fracasó cuando la asociación de organizadores de pruebas organizó el circuito y ha fracasado el modelo de tres patas (jugadores, organizadores y un único patrocinador). En realidad ha fracasado cualquier proyecto desde que las cantidades económicas que se barajan son importantes.
Veamos. El circuito de pádel profesional necesita de 3 actores: jugadores, patrocinadores que aseguran la viabilidad económica y organizadores de las pruebas. Pero no todos ellos tienen la misma importancia ni juegan el mismo rol. Los jugadores son la única pieza insubstituible de la fórmula. No hay otros jugadores ni jugadoras con las que organizar un circuito. El dinero de los patrocinadores es fundamental pero el patrocinio no se acaba en una sola empresa. Hay opciones de recambio, aunque quizás en un momento puntual del tiempo eso no sea así y hay que ser muy conscientes de ello. La tercera pata, los organizadores, es el eslabón más débil. Existen en el mercado diferentes empresas dispuestas a organizar este tipo de eventos.
En el WPT han coincidido varios elementos que tarde o temprano tenían que desembocar en problemas. Para empezar la AJPP (Asociación de Jugadores Profesionales de Pádel) y la WIPPA (Women International Professional Padel Association) las componen jugadores y jugadoras con diferentes visiones del circuito. Para unos cuantos de esos jugadores, los y las de arriba en el ranking, el circuito y lo que lo rodea (patrocinio y participación en eventos) les reporta una cantidad de ingresos bastante elevados. Este grupo está dispuesto a cualquier cosa para que el circuito se mantenga y el resto de actores saben que los que aseguran el circuito son ellos. El resto de jugadores, la mayoría, tienen otras fuentes de ingresos (básicamente clases y dirección de clubs) y además su presencia en el circuito no es decisiva (sí como colectivo pero no individualmente). Así pues este último grupo no participa en las grandes decisiones.
Por otra parte el patrocinador que debía asegurar el circuito durante 3 años, se ha visto demasiado solo a la hora de cargar con el peso de los gastos. Quizás la apuesta por el pádel de alta competición no atrae tanto como pensábamos o quizás, y creo que esto es muy importante, las marcas buscan productos más fiables que no den problemas cada año como los da el circuito profesional de pádel. Hay otros deportes en los que invertir que aseguran una buena imagen.
El organizador ha tenido un rol de actor principal en este primer año de WPT. Su decisiva intervención en la idea del proyecto WPT le confirió un papel muy importante. No pienso que hayan hecho mal su labor profesional pero finalmente cada uno tiene la fuerza que tiene y son el eslabón más débil de la cadena.
Afortunadamente el padel tiene hermanos mayores como el tenis donde mirarse. Deportes similares al nuestro, salvando las distancias, organizan su circuito profesional desde hace muchos años. Los problemas a los que se ha tenido que enfrentar el tenis profesional son parecidos a los del pádel y la respuesta ha sido un mayor protagonismo de los jugadores en las decisiones del circuito. Mi apuesta es que si se hacen bien las cosas en unos años los jugadores tomen las riendas de su destino. Pero para ello deben cambiarse muchas cosas.