El WPT en España es un éxito
Avanza con paso más o menos firme el circuito WPT. Como aspectos positivos se puede destacar que los jugadores están contentos con el nuevo circuito, que finalmente, y aunque sea solamente con 7 torneos, incluso cuenta con la categoría femenina. Y que la sensación de los torneos es la de haber dado un paso hacia adelante en cuanto a calidad general en comparación con los circuitos que le precedieron.
Como aspecto negativo pienso que todos estaremos de acuerdo en que el más importante por lo cercano y lo que nos toca a la mayoría es la falta de retransmisiones en directo. Retransmisiones que sí se realizaron en los torneos de Cáceres y Barcelona, con una gran calidad de imagen y de realización y muy buena acogida por parte de los aficionados, si nos hemos de guiar por los comentarios vertidos por éstos en las redes sociales. Desconozco el estado de la cuestión, pero estoy convencido de que WPT estará trabajando en ello. Todavía tienen margen.
Pero hay una apuesta del WPT en la que afortunadamente no están teniendo éxito: los torneos internacionales. WPT, en su presentación, destacó su proyección internacional con la inclusión en el calendario de varias pruebas fuera de España. Por suerte no están teniendo éxito y parece que finalmente los enclaves que se manejaban como posibles sedes: Paris, Londres, Berlín, Dubai e incluso China se han ido descartando, quedando solamente países seguros por su tradición, Argentina, o muy cercanos como Portugal.
WPT hace una apuesta doble al irrumpir en el mundo del pádel profesional: mejorar los torneos, cosa que está en camino de conseguir, y elaborar un calendario con varias pruebas fuera de España. ¿Qué habría pasado si hubiera conseguido esas pruebas? Vayamos por partes. Imaginemos que conseguimos un promotor en alguno de los países citados anteriormente que apueste por el proyecto. Ya tenemos el dinero. Organizamos un súper torneo en un país con muy poca o nula tradición de pádel. ¿Qué aceptación tendría entre los aficionados? Ninguna porque no hay aficionados en esos países. ¿Qué retorno tendría para el promotor y las marcas locales involucradas en el proyecto? Cero. Pero lo peor no es eso, el problema más grave es que el pádel habría recibido un golpe muy duro en ese país incluso antes de nacer. ¿A ver quién iba a ser el siguiente en apostar su dinero en un proyecto de pádel en esas tierras?
Pensemos en un deporte con fama internacional, que tiene serias posibilidades de integrarse como deporte olímpico para 2020, como es el Wushu (el Wushu es un joven deporte, el primer Mundial se disputó en 1991, derivado de las artes marciales chinas). A nadie se le pasaría por la cabeza organizar un torneo con los mejores deportistas de esa modalidad en España. De hecho a nadie se le ha ocurrido que yo sepa. Sería un fracaso.
Mi apuesta es trabajar a largo plazo, de la mano de la FIP (Federación Internacional de Pádel). Tiempo habrá cuando los aficionados de un país determinado reclamen torneos del WPT.